Secretariado del Estado Mayor Central FARC-EP
Al finalizar este año de 2009, queremos extender nuestro saludo entusiasmado, patriótico y pleno de optimismo en las posibilidades y el futuro libertario de nuestra patria, a todas las estructuras de guerrilleros integrantes de las FARC EP, Milicianos Bolivarianos, militantes del Partido Comunista Clandestino, integrantes del Movimiento Bolivariano, Redes Urbanas, a los prisioneros de guerra que en el país y en el exterior enfrentan con dignidad la represión del Estado, a los simpatizantes de las FARC EP en Colombia y el mundo, y, ante todo, a nuestro pueblo, a todo el pueblo colombiano, que con su respaldo, colaboración y participación de distintas formas, nos han hecho posible sostener en alto las banderas de la lucha por la dignidad nacional, la patria y la esperanza de una Colombia en paz y mejor para todos los colombianos.
A la vez, queremos hacerlos partícipes de las siguientes reflexiones:
Compatriotas: La actual situación política del país presenta una complejidad que no tiene precedentes en las últimas décadas.
El hecho de tener pendiendo de nosotros como una espada de Damocles, ya no la amenaza, sino la realidad de una invasión militar por parte del ejército que representa al imperio más rapaz y poderoso de la tierra, por beneplácito de un gobierno apátrida y cipayo, que entregó la soberanía de la patria, para amenazar y entrar a jugar de peón aventurero en los designios y planes imperialistas de reversar los vientos de cambio, que con miles de sacrificios y en beneficio de los desheredados y de la gente pobre soplan en América Latina, unido al hecho de tener en el gobierno a una pandilla encabezada por un mandatario, que violando todos los topes y normas establecidas se obsesiona y pretende perpetuarse en el poder, para instaurar una dictadura, una autocracia ultraderechista, con políticas neoliberales en lo social, y una concepción ultra montana en lo ideológico, sin lugar a dudas, es una aberración insólita.
A lo largo de nuestra accidentada historia republicana no hay antecedentes de semejante abuso.
Pero, un Presidente que durante su primer período hace reformar la Constitución para asegurar su reelección en los siguientes 4 años, y que ahora pretende otra reforma para postularse a una segunda reelección, con la incertidumbre de si le dará la ventolera por seguir en el cargo a perpetuidad, (su plan estratégico es hasta el 2019), esa sí es una situación a la que no se había enfrentado la hipócrita y mal llamada “democracia” colombiana, que ya algunos llaman “ mafiocracia ”. A eso hemos llegado, porque la presidencia de Uribe tiene mucho de atípica y cuenta con el respaldo pleno y continuado de las clases dominantes.
Se dirá con mucha razón, que eso lejos de ser un caso único, ha sido la constante. Pero no, este ha sido un gobierno mucho mas anti popular y reaccionario que los anteriores.
Un respaldo total e incondicional de todos los sectores capitalistas, imperialistas, mafiosos y latifundistas, como el que ha gozado este gobierno durante 8 años, para engañar, para manipular la interpretación de la realidad nacional, acelerar la corrupción elevada a niveles nunca vistos, (AIS, RUNT, IPS - EPS, recompensas, financiación y firmas del referendo, contratación pública, Opain, basuras, tercer canal, zonas francas, etc.), la infame “para política”, los crímenes atroces contra el pueblo mal llamados “falsos positivos”, todo eso sumado a la crisis económica, la venta injustificada de todas las empresas e instituciones estratégicas que eran propiedad del Estado, energía, salud, educación, transporte, telecomunicaciones, y hasta Ecopetrol a cambio de toda clase de gabelas y explotación a manos libres de los trabajadores que los medios de comunicación llaman “seguridad inversionista”, no lo habían tenido en semejante grado y en semejante contubernio, los mandatarios que lo precedieron.
Lo particular ahora, es que en mayor grado que antes, entre los de arriba, banqueros, latifundistas, mafiosos, politiqueros y el presidente, se ha creado y fortalecido una relación simbiótica.
La política de Uribe influye y da impulso a ese giro derechizante que se observa en la clase económica dominante, (Un solo banquero, Sarmiento Angulo controla el 42% del crédito Nacional y acaba de declarar ganancias en el último bimestre por 1.250 millones de dólares).
Pero, a su vez, este giro de los sectores dominantes, contribuye a “derechizar” y a apoyar más la política uribista, en lo nacional e internacional, porque a ellos los beneficia.
El que sale perdiendo en todo esto es el pueblo, que solo ve aumentar los niveles de miseria, de hambre y de un desempleo galopante, que ya alcanza cifras de un 14%, (casi 3 millones de desocupados), con incrementos en el último año de 517.000 nuevos desempleados, carentes de todo ingreso y sin recursos a la vista, lo que ya no es un simple guarismo económico, sino todo un drama humano que deja a millones de colombianos sin posibilidad de atender sus propias y más elementales necesidades y las de su familias.
Como consecuencia de esta política que solo gobierna para una minoría de privilegiados, hoy somos una sociedad en la que 22 millones de pobres están por fuera de las relaciones de producción capitalistas. No son proletarios, ni trabajadores, sino parias, privados de la seguridad social, de todos los derechos y de todas las posibilidades.
Y lo peor, es que ese abominable mundo de miseria sin fondo es el resultado, no de la “crisis mundial,” como quieren presentarlo, sino del modelo neoliberal que nos han impuesto desde arriba. Es el modelo Uribista que algunos han denominado un modelo “Pro Ricos”, sustentado en la llamada “confianza inversionista”, en la represión y el engaño mediático, que solo produce y reproduce ganancias a los ricos, militarización de la sociedad, miseria generalizada y marginalidad para nuestro pueblo.
El carácter de clase de este gobierno está retratado en las actuales negociaciones para el salario mínimo.
Mientras el gobierno se apresta a aprobar un proyecto de ley que eleva las pensiones vitalicias del Congreso más corrupto de la historia de Colombia, de 11 a 16 millones de pesos, y a conceder millonarios sueldos a los concejales, a los trabajadores solo se les ofrece un aumento en su salario mínimo, del 3% por debajo de la inflación, es decir menos de 15 mil pesos mensuales, o sea 500 pesos diarios, (¡menos de lo que vale una bebida gaseosa!)
Mediante engaños mediáticos y recurriendo a técnicas de propaganda aprendidas de los manuales Nazis que enseñaban repetir una mentira mil y un millón de veces, y volverla a repetir después, hasta hacerla creer una verdad, han llegado a convertir casi que en un artículo de fe para los colombianos que es la insurgencia y “el terrorismo” la causa de todos nuestros males nacionales y que solo la Seguridad “Democrática” nos traerá la paz y la prosperidad.
Pero ya vamos a completar casi 60 años de esta guerra declarada contra el pueblo, decretada a partir del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y sostenida durante todos estos años, para impedir a sangre y fuego cualquier asomo de cambio democrático que beneficie al pueblo humilde y trabajador.
Vamos a completar también 8 años desde que nos anunciaran la derrota de la insurgencia revolucionaria y la inminente llegada del “fin del fin”, mientras el país se desangra y la economía doméstica, se arruina.
Cada vez va quedando más claro ante la opinión nacional, que el Plan Patriota ha sido un gran fraude para fortalecer la dictadura personalista de Uribe y un gran fracaso militar, como lo evidencian las cifras de la agudización de la confrontación con las guerrillas a nivel nacional y la expansión de la violencia paramilitar a otras zonas del país en alianza con la fuerza pública, (su nombre nos indica que no eran del todo asesinos privados, sino que “trabajan” “en alianza con la fuerza pública”, algo así como una versión actualizada del binomio fuerzas armadas matones).
Mientras tanto, crece el desplazamiento de campesinos y la miseria urbana, hechos estos refrendados por recientes estudios de la academia, que sin ser la última palabra en verdades reveladas, si contienen puntos de vista interesantes, respaldados en las cifras y en la investigación.
A todo este ambiente de engaño, crimen, mentiras, corrupción y entrega de nuestra soberanía es que se pretende ahora dar continuidad con la reelección de un Presidente mafioso rodeado de una oligarquía apátrida y una verdadera pandilla de políticos sin escrúpulos que no gobiernan para Colombia, sino para sus propios intereses y que como lo describió alguna vez lapidariamente el filósofo Fernando González: “no tienen ni practican ninguna política social, sino que al derecho lo llaman limosna; a la limosna la llaman caridad y a esa hipócrita caridad la llaman, justicia social. Y dicen: Sí, es verdad que al pueblo hay que ayudarle, hay que darle algo de lo que nos sobra, pero al pueblo, hay que tenerlo con mano de hierro".
¡Pero, no hay mal que dure cien años!, y ya en diversos sectores se ve un despertar de la conciencia popular, asumiendo como algo propio la defensa de sus propios intereses y de su soberanía como constructor es de su propio destino.
Crece el rechazo y el repudio a la corrupción de las altas esferas, y cada vez se destapan más y más escándalos que involucran a representantes del gobierno poniendo de bulto la insania y la podredumbre de este régimen de terrorismo de Estado.
Crece también el rechazo a la reelección del déspota por parte de amplios sectores de opinión y sectores democráticos que ven en el referendo espurio para reelegir al mafioso, una violación a la carta magna, de la que ya van asomando las orejas de la dictadura.
Ya lo habíamos advertido. En el fascismo, todo el que haga oposición al gobierno es – en acto o en potencia - un “terrorista”. Y eso de “hacerle oposición” al gobierno, es un concepto de una amplitud sin límites, (como el de “terrorismo”), que no se reduce a pronunciar arengas políticas contra el régimen.
¡No!
También son opositores y, por ende, “terroristas” según la lógica del reinsertado José Obdulio, los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia que mandan a la cárcel a los congresistas uribistas que alcanzaron sus curules en alianza con los paramilitares, y que se resisten a elegir de una “terna de uno”, a un fiscal de bolsillo de Uribe, para que los absuelva y los deje libres.
Desde luego, la ofensiva antiterrorista no se detiene en los pedestales y estrados de las Cortes. También se ha visto y se verá más adelante, extender el cargo de “terroristas” a muchos políticos liberales, independientes, o de la llamada “oposición democrática”.
Ya es casi unánime también el repudio continental, de ver a Colombia convertida en plataforma militar del Imperio y cabeza de playa para agredir a los demás pueblos de América y revertir la tendencia liberadora que recorre el continente.
Como lo dejó bien claro un senador en reciente debate parlamentario: “Lo de las bases constituye una violación flagrante de la soberanía nacional. Una base extranjera, o una instalación, o el nombre que le quieran dar, (porque no se trata de un debate semántico), lo que implica es una actividad militar a favor de intereses extranjeros, distintos a los nuestros y en el territorio nacional. Pues el soldado de cualquier país del mundo, defiende los intereses del país a cuya bandera le juró lealtad”.
Y todavía se llega al descaro de querer presentar lo de las bases como “un gesto amistoso con los vecinos”. “¿Sera verdad que es este, un mensaje de cordialidad para el continente?”.
Saludamos la creación del Movimiento Continental Bolivariano como expresión de rechazo a la dominación imperialista de nuestra América y nueva fuerza política con visión integradora y amplia de todas las tendencias patrióticas que propugnan por una América soberana y libre como la que predicó el Libertador y todos quienes lucharon por nuestra primera independencia.
¡Pero, no hay mal que dure cien años!, y ya en diversos sectores se ve un despertar de la conciencia popular, asumiendo como algo propio la defensa de sus intereses y de su soberanía como constructor es de su destino.
Ya hemos resistido muchos años y seguiremos luchando hasta el último aliento, porque estamos convencidos que al final, Colombia y los colombianos sabremos encontrar, el camino que nos conduzca a superar esta larga noche de represión y de violencia que las oligarquías nos impusieron, hasta alcanzar por fin, la Nueva Colombia.
Al finalizar este año, queremos llamar a todos los sectores revolucionarios, organizaciones guerrilleras hermanas, patriotas verdaderos y demócratas de este país, a sumar esfuerzos y voluntades para conformar la más amplia unidad, luchar con todas nuestras fuerzas para impedir la reelección de un mafioso como dictador perpetuo y oponernos a que Colombia sea una base militar de trampolín para agredir a pueblos hermanos; a seguir luchando por la restitución de las tierras arrebatadas por el paramilitarismo a nuestros campesinos, a concretar por fin el canje de prisioneros, y a construir entre todos, una alternativa política que privilegie, no el militarismo sino la solución política del conflicto y la paz nacional, que abra las compuertas al inicio de un proceso, que ponga fin a la guerra que vivimos y siente la bases para la construcción de una Nueva Colombia que haga incluyentes del progreso a los pobres y propugne por suspender de inmediato la presencia de tropas estadounidenses en nuestro territorio.
Impidamos entre todos que Colombia sea convertida en base militar del imperio, que el pueblo pierda todas las conquistas obtenidas atreves de justas luchas y que la guerra sea el modus vivendi de nuestra sociedad, solo por la obsesión oligárquica de impedir a toda costa que en Colombia se produzcan cambios estructurales que beneficien a las mayorías nacionales y su decisión militarista de perpetuar a toda costa un régimen político que todos sabemos es injusto, inmoral, criminal y antidemocrático.
Al finalizar este año de 2009, queremos extender nuestro saludo entusiasmado, patriótico y pleno de optimismo en las posibilidades y el futuro libertario de nuestra patria, a todas las estructuras de guerrilleros integrantes de las FARC EP, Milicianos Bolivarianos, militantes del Partido Comunista Clandestino, integrantes del Movimiento Bolivariano, Redes Urbanas, a los prisioneros de guerra que en el país y en el exterior enfrentan con dignidad la represión del Estado, a los simpatizantes de las FARC EP en Colombia y el mundo, y, ante todo, a nuestro pueblo, a todo el pueblo colombiano, que con su respaldo, colaboración y participación de distintas formas, nos han hecho posible sostener en alto las banderas de la lucha por la dignidad nacional, la patria y la esperanza de una Colombia en paz y mejor para todos los colombianos.
A la vez, queremos hacerlos partícipes de las siguientes reflexiones:
Compatriotas: La actual situación política del país presenta una complejidad que no tiene precedentes en las últimas décadas.
El hecho de tener pendiendo de nosotros como una espada de Damocles, ya no la amenaza, sino la realidad de una invasión militar por parte del ejército que representa al imperio más rapaz y poderoso de la tierra, por beneplácito de un gobierno apátrida y cipayo, que entregó la soberanía de la patria, para amenazar y entrar a jugar de peón aventurero en los designios y planes imperialistas de reversar los vientos de cambio, que con miles de sacrificios y en beneficio de los desheredados y de la gente pobre soplan en América Latina, unido al hecho de tener en el gobierno a una pandilla encabezada por un mandatario, que violando todos los topes y normas establecidas se obsesiona y pretende perpetuarse en el poder, para instaurar una dictadura, una autocracia ultraderechista, con políticas neoliberales en lo social, y una concepción ultra montana en lo ideológico, sin lugar a dudas, es una aberración insólita.
A lo largo de nuestra accidentada historia republicana no hay antecedentes de semejante abuso.
Pero, un Presidente que durante su primer período hace reformar la Constitución para asegurar su reelección en los siguientes 4 años, y que ahora pretende otra reforma para postularse a una segunda reelección, con la incertidumbre de si le dará la ventolera por seguir en el cargo a perpetuidad, (su plan estratégico es hasta el 2019), esa sí es una situación a la que no se había enfrentado la hipócrita y mal llamada “democracia” colombiana, que ya algunos llaman “ mafiocracia ”. A eso hemos llegado, porque la presidencia de Uribe tiene mucho de atípica y cuenta con el respaldo pleno y continuado de las clases dominantes.
Se dirá con mucha razón, que eso lejos de ser un caso único, ha sido la constante. Pero no, este ha sido un gobierno mucho mas anti popular y reaccionario que los anteriores.
Un respaldo total e incondicional de todos los sectores capitalistas, imperialistas, mafiosos y latifundistas, como el que ha gozado este gobierno durante 8 años, para engañar, para manipular la interpretación de la realidad nacional, acelerar la corrupción elevada a niveles nunca vistos, (AIS, RUNT, IPS - EPS, recompensas, financiación y firmas del referendo, contratación pública, Opain, basuras, tercer canal, zonas francas, etc.), la infame “para política”, los crímenes atroces contra el pueblo mal llamados “falsos positivos”, todo eso sumado a la crisis económica, la venta injustificada de todas las empresas e instituciones estratégicas que eran propiedad del Estado, energía, salud, educación, transporte, telecomunicaciones, y hasta Ecopetrol a cambio de toda clase de gabelas y explotación a manos libres de los trabajadores que los medios de comunicación llaman “seguridad inversionista”, no lo habían tenido en semejante grado y en semejante contubernio, los mandatarios que lo precedieron.
Lo particular ahora, es que en mayor grado que antes, entre los de arriba, banqueros, latifundistas, mafiosos, politiqueros y el presidente, se ha creado y fortalecido una relación simbiótica.
La política de Uribe influye y da impulso a ese giro derechizante que se observa en la clase económica dominante, (Un solo banquero, Sarmiento Angulo controla el 42% del crédito Nacional y acaba de declarar ganancias en el último bimestre por 1.250 millones de dólares).
Pero, a su vez, este giro de los sectores dominantes, contribuye a “derechizar” y a apoyar más la política uribista, en lo nacional e internacional, porque a ellos los beneficia.
El que sale perdiendo en todo esto es el pueblo, que solo ve aumentar los niveles de miseria, de hambre y de un desempleo galopante, que ya alcanza cifras de un 14%, (casi 3 millones de desocupados), con incrementos en el último año de 517.000 nuevos desempleados, carentes de todo ingreso y sin recursos a la vista, lo que ya no es un simple guarismo económico, sino todo un drama humano que deja a millones de colombianos sin posibilidad de atender sus propias y más elementales necesidades y las de su familias.
Como consecuencia de esta política que solo gobierna para una minoría de privilegiados, hoy somos una sociedad en la que 22 millones de pobres están por fuera de las relaciones de producción capitalistas. No son proletarios, ni trabajadores, sino parias, privados de la seguridad social, de todos los derechos y de todas las posibilidades.
Y lo peor, es que ese abominable mundo de miseria sin fondo es el resultado, no de la “crisis mundial,” como quieren presentarlo, sino del modelo neoliberal que nos han impuesto desde arriba. Es el modelo Uribista que algunos han denominado un modelo “Pro Ricos”, sustentado en la llamada “confianza inversionista”, en la represión y el engaño mediático, que solo produce y reproduce ganancias a los ricos, militarización de la sociedad, miseria generalizada y marginalidad para nuestro pueblo.
El carácter de clase de este gobierno está retratado en las actuales negociaciones para el salario mínimo.
Mientras el gobierno se apresta a aprobar un proyecto de ley que eleva las pensiones vitalicias del Congreso más corrupto de la historia de Colombia, de 11 a 16 millones de pesos, y a conceder millonarios sueldos a los concejales, a los trabajadores solo se les ofrece un aumento en su salario mínimo, del 3% por debajo de la inflación, es decir menos de 15 mil pesos mensuales, o sea 500 pesos diarios, (¡menos de lo que vale una bebida gaseosa!)
Mediante engaños mediáticos y recurriendo a técnicas de propaganda aprendidas de los manuales Nazis que enseñaban repetir una mentira mil y un millón de veces, y volverla a repetir después, hasta hacerla creer una verdad, han llegado a convertir casi que en un artículo de fe para los colombianos que es la insurgencia y “el terrorismo” la causa de todos nuestros males nacionales y que solo la Seguridad “Democrática” nos traerá la paz y la prosperidad.
Pero ya vamos a completar casi 60 años de esta guerra declarada contra el pueblo, decretada a partir del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y sostenida durante todos estos años, para impedir a sangre y fuego cualquier asomo de cambio democrático que beneficie al pueblo humilde y trabajador.
Vamos a completar también 8 años desde que nos anunciaran la derrota de la insurgencia revolucionaria y la inminente llegada del “fin del fin”, mientras el país se desangra y la economía doméstica, se arruina.
Cada vez va quedando más claro ante la opinión nacional, que el Plan Patriota ha sido un gran fraude para fortalecer la dictadura personalista de Uribe y un gran fracaso militar, como lo evidencian las cifras de la agudización de la confrontación con las guerrillas a nivel nacional y la expansión de la violencia paramilitar a otras zonas del país en alianza con la fuerza pública, (su nombre nos indica que no eran del todo asesinos privados, sino que “trabajan” “en alianza con la fuerza pública”, algo así como una versión actualizada del binomio fuerzas armadas matones).
Mientras tanto, crece el desplazamiento de campesinos y la miseria urbana, hechos estos refrendados por recientes estudios de la academia, que sin ser la última palabra en verdades reveladas, si contienen puntos de vista interesantes, respaldados en las cifras y en la investigación.
A todo este ambiente de engaño, crimen, mentiras, corrupción y entrega de nuestra soberanía es que se pretende ahora dar continuidad con la reelección de un Presidente mafioso rodeado de una oligarquía apátrida y una verdadera pandilla de políticos sin escrúpulos que no gobiernan para Colombia, sino para sus propios intereses y que como lo describió alguna vez lapidariamente el filósofo Fernando González: “no tienen ni practican ninguna política social, sino que al derecho lo llaman limosna; a la limosna la llaman caridad y a esa hipócrita caridad la llaman, justicia social. Y dicen: Sí, es verdad que al pueblo hay que ayudarle, hay que darle algo de lo que nos sobra, pero al pueblo, hay que tenerlo con mano de hierro".
¡Pero, no hay mal que dure cien años!, y ya en diversos sectores se ve un despertar de la conciencia popular, asumiendo como algo propio la defensa de sus propios intereses y de su soberanía como constructor es de su propio destino.
Crece el rechazo y el repudio a la corrupción de las altas esferas, y cada vez se destapan más y más escándalos que involucran a representantes del gobierno poniendo de bulto la insania y la podredumbre de este régimen de terrorismo de Estado.
Crece también el rechazo a la reelección del déspota por parte de amplios sectores de opinión y sectores democráticos que ven en el referendo espurio para reelegir al mafioso, una violación a la carta magna, de la que ya van asomando las orejas de la dictadura.
Ya lo habíamos advertido. En el fascismo, todo el que haga oposición al gobierno es – en acto o en potencia - un “terrorista”. Y eso de “hacerle oposición” al gobierno, es un concepto de una amplitud sin límites, (como el de “terrorismo”), que no se reduce a pronunciar arengas políticas contra el régimen.
¡No!
También son opositores y, por ende, “terroristas” según la lógica del reinsertado José Obdulio, los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia que mandan a la cárcel a los congresistas uribistas que alcanzaron sus curules en alianza con los paramilitares, y que se resisten a elegir de una “terna de uno”, a un fiscal de bolsillo de Uribe, para que los absuelva y los deje libres.
Desde luego, la ofensiva antiterrorista no se detiene en los pedestales y estrados de las Cortes. También se ha visto y se verá más adelante, extender el cargo de “terroristas” a muchos políticos liberales, independientes, o de la llamada “oposición democrática”.
Ya es casi unánime también el repudio continental, de ver a Colombia convertida en plataforma militar del Imperio y cabeza de playa para agredir a los demás pueblos de América y revertir la tendencia liberadora que recorre el continente.
Como lo dejó bien claro un senador en reciente debate parlamentario: “Lo de las bases constituye una violación flagrante de la soberanía nacional. Una base extranjera, o una instalación, o el nombre que le quieran dar, (porque no se trata de un debate semántico), lo que implica es una actividad militar a favor de intereses extranjeros, distintos a los nuestros y en el territorio nacional. Pues el soldado de cualquier país del mundo, defiende los intereses del país a cuya bandera le juró lealtad”.
Y todavía se llega al descaro de querer presentar lo de las bases como “un gesto amistoso con los vecinos”. “¿Sera verdad que es este, un mensaje de cordialidad para el continente?”.
Saludamos la creación del Movimiento Continental Bolivariano como expresión de rechazo a la dominación imperialista de nuestra América y nueva fuerza política con visión integradora y amplia de todas las tendencias patrióticas que propugnan por una América soberana y libre como la que predicó el Libertador y todos quienes lucharon por nuestra primera independencia.
¡Pero, no hay mal que dure cien años!, y ya en diversos sectores se ve un despertar de la conciencia popular, asumiendo como algo propio la defensa de sus intereses y de su soberanía como constructor es de su destino.
Ya hemos resistido muchos años y seguiremos luchando hasta el último aliento, porque estamos convencidos que al final, Colombia y los colombianos sabremos encontrar, el camino que nos conduzca a superar esta larga noche de represión y de violencia que las oligarquías nos impusieron, hasta alcanzar por fin, la Nueva Colombia.
Al finalizar este año, queremos llamar a todos los sectores revolucionarios, organizaciones guerrilleras hermanas, patriotas verdaderos y demócratas de este país, a sumar esfuerzos y voluntades para conformar la más amplia unidad, luchar con todas nuestras fuerzas para impedir la reelección de un mafioso como dictador perpetuo y oponernos a que Colombia sea una base militar de trampolín para agredir a pueblos hermanos; a seguir luchando por la restitución de las tierras arrebatadas por el paramilitarismo a nuestros campesinos, a concretar por fin el canje de prisioneros, y a construir entre todos, una alternativa política que privilegie, no el militarismo sino la solución política del conflicto y la paz nacional, que abra las compuertas al inicio de un proceso, que ponga fin a la guerra que vivimos y siente la bases para la construcción de una Nueva Colombia que haga incluyentes del progreso a los pobres y propugne por suspender de inmediato la presencia de tropas estadounidenses en nuestro territorio.
Impidamos entre todos que Colombia sea convertida en base militar del imperio, que el pueblo pierda todas las conquistas obtenidas atreves de justas luchas y que la guerra sea el modus vivendi de nuestra sociedad, solo por la obsesión oligárquica de impedir a toda costa que en Colombia se produzcan cambios estructurales que beneficien a las mayorías nacionales y su decisión militarista de perpetuar a toda costa un régimen político que todos sabemos es injusto, inmoral, criminal y antidemocrático.
Por la Nueva Colombia, La Patria Grande y el Socialismo.
Honor y gloria a la memoria de Manuel, Jacobo, Raúl, Iván, Nariño y todos los héroes caídos en la confrontación.
La patria se respeta, ¡fuera yanquis de Colombia!
Secretariado del Estado Mayor Central
FARC - EP
Diciembre del 2009
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